El próximo Cabildo debe de tomar acciones tendientes a frenar el ecocidio que vive el Río Mayo y la tala de los grandes álamos que alguna vez plantaron niños navojoenses
Por Emilio Borbón Willis
Navojoa/VdM, 12 de junio
Corría el año de 1923, recién pacificada la República de la Tercera Transformación de este país: la Revolución Mexicana, en la cual perdieron la vida muchos navojoenses; por lo mismo, en el censo recién celebrado había en Navojoa sólo 18,829 habitantes, mismos que estaban distribuidos de la siguiente manera: Villa Navojoa, 5, 334; comisaria de Pueblo Viejo, 4,369; comisaria San Ignacio, 3,576; comisaria de Tesia, 2,811; comisaria de Camoa, 1,491; comisaria de Bacabachi, 1,251 personas.
Cabe aclarar que, según el Censo de Población, en 1923 había casi 800 mujeres más que hombres, una disminución debida a las bajas que se tuvieron en los combates de la Revolución. Cabe aclarar y decir que el Cabildo del ayuntamiento de Culiacán, donó al ayuntamiento de Navojoa, las primeras plantas de ceiba que llegaron a la ciudad, optando el Cabildo por comprar otras para totalizar 32 y plantar cuatro en la entrada de cada una de los ocho accesos a la plaza recién construida.
El censo fue enterrado en cada una de las calles alrededor de la plaza para información de las generaciones venideras. Es oportuno decir que en esos años se inculcaba a la niñez el amor a la naturaleza y cuidado de las plantas, lo que quedó demostrado en un acto celebrado por alumnos de la escuela primaria, ubicada en esos años frente a la iglesia. Ordena el maestro a los alumnos de mayor grado, salgan al patio y fórmense de mayor a menor, paso redoblado.
Se van con dirección al oriente hasta llegar a la recién creada diagonal Benito Juárez, en donde hoy se encuentra el banco Banamex, y tomando por la Juárez hasta la calle que hoy, y con ese motivo se conoce como La Alameda.
Los alumnos llegaron. Ahí estaba un pelotón de soldados y un montón de árboles de los llamados álamos. Ya estaban hechos los hoyos para plantarlos. Se esperaban a los alumnos del profe Leonardo Magaña para que fueran ellos los que los plantaran, no sin antes escuchar el Himno del Árbol, ejecutado por una orquesta que acompañaba a los soldados.
Es por demas mencionar que aquí estaba la mano de un gran navojoense: el General Álvaro Obregón, pariente de la H. familia Salido, que también plantó La Alameda de Guaymitas, la cual llegaba hasta La Hacienda Rosales, propiedad de la mencionada familia. Lo mismo que La Alameda de Bacobampo al Castillo, tierras también propiedad de la familia Salido, lugares que hoy, en su mayoría, son ejidos: como el ejido Navojoa y el Bacobampo, hoy el 1, 2 y 3, gracias, e irónicamente, otorgados a los campesinos por resoluciones firmadas y por orden del presidente Álvaro Obregón.
La corriente natural del Río Mayo se encargó por treinta años de llevar río abajo las semillas de álamos, haciéndolas germinar al caer a ambas márgenes del rio, en pequeños estanques que quedaban despues de las avenidas del mismo, multiplicándose en forma natural.
El aire también influyo para llevarlas río arriba, aunque en menor escala, fue así como nació en cinturón verde del Valle del Mayo, en constante crecimiento hasta 1955, en que entró en operaciones la presa Adolfo Ruiz Cortines y se aprisionaron las aguas del mayo (a batwe (Río Mayo en lengua de la etnia local), jume abasom ka tomtek.
En cambio, hoy, vemos un criminal ecocidio de los álamos, aún con vida por la humedad del drenaje de Navojoa.
Próximo Cabildo: S.O.S. Es una tarea muy importante, señores regidores. Sean como los de antes.
Espero que Cabildo realicé la organización de la reforestación que se requiere en el Valle del Mayo.
La inclusión de otros Municipios, Empresarios, Estudiantes de todos los niveles, Amas de casa, la Población en general, necesarios para el proyecto de reforestación del Valle.