Una promovida por Francisco I. Madero, otra por Venustiano Carranza y la última por Emiliano Zapata
Hermosillo/VdM, 19 de noviembre
La Revolución Mexicana, la que se conmemora el 20 de noviembre, se compone de tres revoluciones, tres momentos históricos revolucionarios promovidos por Francisco I. Madero, Venustiano Carranza y Emiliano Zapata, expresó Gustavo Lorenzana Durán al hablar de esta fecha que, considera, las nuevas generaciones desconocen.
El docente del Departamento de Historia y Antropología de esta casa de estudios se refirió a los intelectuales de la Revolución Mexicana, en el marco del 113 aniversario del suceso que actualmente sólo se asocia a un día de asueto.
El también investigador dijo que en este hecho histórico hubo personajes intelectuales que tomaron parte, pero no de manera directa en los combates, sino desde una posición política, ubicando, en ese contexto, los nombres de Luis Cabrera, Alfonso Cravioto, Alberto J, Pani, Jesús Urueta y José Vasconcelos.
“Ellos fueron opositores al gobierno de Porfirio Díaz y coincidieron con los planteamientos de la democracia de Francisco I. Madero y participaron en mayor o menor medida en la construcción del Partido Antirreeleccionista, esperando que la disputa por el poder se diera en el ámbito electoral y no necesariamente en las armas.
“De alguna manera, ellos eran la expresión de lo que en otras partes del mundo han asumido los intelectuales que pueden estar a favor del cambio, pero no necesariamente con el cambio violento o con el uso de las armas”, explicó y dijo que esta idea continúa hasta nuestros días, 113 años después, en el discurso presidencial.
Intelectuales proponían el cambio sin violencia
El académico consideró que los intelectuales de la Revolución Mexicana se mantuvieron al margen de los movimientos armados y utilizaron los periódicos donde divulgaban sus ideas cuestionando el gobierno de Díaz, alentando a la vez la campaña de Madero y, reforzando la opinión de buscar los cambios en el ámbito de la política.
“La experiencia que ellos tuvieron -los intelectuales- era que el movimiento encabezado por Madero sería rápidamente derrotado, pero ellos no observaron esa efervescencia en la Ciudad de México y luego desmintieron esta posición, argumentando el sentido de no irse a las armas”, asentó.
Lorenzana Durán agregó que los intelectuales de la Revolución Mexicana continuaron manejando la ideología del país y se fueron dando las cosas en materia de Leyes, de Reformas, instituciones, a la vez de los movimientos armados encabezados por Carranza y Zapata, en donde intervinieron los intelectuales Luis Cabrera y Antonio Díaz Soto y Gama, principal y respectivamente.
Revolución Carrancista
Fue en el movimiento carrancista, que podría llamarse la Revolución Carrancista y que no fue el 20 de noviembre de 2010, donde surgió la redacción de la Ley del 6 de enero de 2015 y que tiene que ver con la restitución y dotación de tierras a pueblos indígenas.
“Este planteamiento quedó registrado en el Artículo 27 de la Constitución aun cuando Madero planteó la idea del reparto agrario, sólo quedó en un asunto que se iba a revisar y por eso, estos dos momentos se aglutinan en el movimiento del 1910”, precisó al destacar el movimiento Zapatista que surgió luego de que Madero no cumpliera con el asunto del reparto de tierras.
Revolución de Emiliano Zapata
Después, dijo, tenemos la Revolución Constitucionalista, que se levanta contra Victoriano Huerta y ya con el triunfo comienzan a trabajar sobre estas cuestiones, retoman ese planteamiento del reparto de las tierras que quedó plasmado en la Ley del 6 de junio de 1915.
“Por eso, cuando hablamos de la Revolución Mexicana tenemos que tener siempre presente que estamos aglutinando la Revolución Maderista, la Revolución Zapatista y la Revolución Carrancista -Constitucionalista, aunque la historiografía construyó la Revolución Mexicana en un solo bloque, como si hubiera sido un solo proceso. Son momentos diferentes y cada uno de ellos tuvo propósitos específicos”, añadió.
Las ideas de los intelectuales prevalecen hasta nuestros días
Gustavo Lorenzana precisó que la ideología de estos personajes, con ideas liberales, se plasmaron directamente en los acuerdos y en la Constitución y todavía prevalecen como esencia de los mandatos legales en el país.
“El día de hoy se habla precisamente de una sociedad dividida en dos: liberales y conservadores. El presidente se ha asumido como un liberal frente a los conservadores, entonces, bajo esa idea, seguimos en la misma posición que prevalecía en la segunda mitad del siglo XIX y, desde luego, en nuestra Constitución”, comentó al recordar que el tema del reparto agrario terminó en la reforma constitucional que hizo el expresidente Carlos Salinas de Gortari.
Añadió que actualmente hay intelectuales progresistas como los intelectuales opositores a Porfirio Díaz, que consideran que el cambio se puede dar por la vía pacífica y no por el uso de las armas, desmarcándose por el uso de la violencia y, por el otro lado, los conservadores que quieren cambios, pero que sean mínimos e imperceptibles.
Lorenzana Durán argumentó que durante el siglo 20 y el siglo 21, en el que estamos estacionados, están también los intelectuales liberales que están a favor de la reforma, de reformar lo que no funciona.
“En lo que va del siglo 21 hemos estado llenos de reformas: reformas a la Constitución, pero se mantiene el mismo sistema económico, político y social, y entonces tenemos la otra posición en el discurso que ha sido invisibilización para las ideas comunistas-socialistas, a pesar de que en el discurso presidencial se utiliza de manera excesiva la palabra transformación, palabra que enarbolan los socialistas y los comunistas.
“O sea, la palabra transformación nos oculta el sentido del socialismo y comunismo que está detrás de las acciones de los intelectuales o las políticas del gobierno y la transformación, tiene que ver con la bandera socialista y comunista con el propósito de modificar, cambiar el sistema económico, político y social vigente por la vía de las armas, con el uso de la violencia, no pacífica, y tenemos el caso de España donde gobierna el Partido Obrero Socialista Español con una estructura capitalista, situación que puede llegar a suceder aquí, es más, como ya está sucediendo desde hace décadas”, afirmó.
Por ello, recordó que el movimiento revolucionario se dio porque Díaz no quiso reconocer su derrota y no quedó otra que recurrir a las armas, pero si hubiera aceptado, no se hubiera dado el proceso y entonces, tendríamos que reescribir la historia.