La presidenta lleva lo que lleva su administración sin querer hablar de lo que realmente sucede en Sinaloa, por ejemplo.
Por Andrés A. Solis*
Estados de México/VdM, 21 de noviembre
Un entrañable amigo y colega preguntó mi opinión sobre las llamadas “mañaneras del pueblo”.
“Un nombre muy tonto” – pensé, pero no le dije eso a mi amigo.
Le comenté que la presidenta parece aún no tener una idea clara sobre cómo manejar su comunicación y su relación con la prensa.
Sabe que tener un evento matutino le permite comunicarse directamente con sus seguidores, como lo hizo el ex presidente López Obrador.
No son conferencias de prensa; siguen siendo un acto de propaganda política. La presidenta intenta hacerlo distinto a su antecesor pero aún no encuentra la fórmula adecuada y mantiene espacios como su “detector de mentiras” que no aclaran nada, si acaso muestran que el gobierno sigue siendo omiso en informar sobre ciertos temas de interés.
Los actos mañaneros duran la mitad del tiempo que el sexenio anterior; la presidenta deja que integrantes de su gabinete presenten alguna acción, estrategia o programa relevante de su incipiente administración, pero siguen siendo mensajes con poca información realmente útil.
Las y los funcionarios hacen un resumen de las buenas intenciones de lo que dicen que realizarán, pero siguen faltando los Cómo, los Cuándo y sobre todo los detalles de cuánto costará tal o cual acciones de gobierno.
No son conferencias de prensa, pero la presidenta abre el espacio para preguntas y lleva una semana tratando de convencer a periodistas que le pregunten “sobre el tema”; es decir, que las preguntas se constriñan al tema del que hablaron.
Eso nunca va a suceder. En ninguna conferencia de prensa en el mundo funciona eso de que las y los periodistas sólo pregunten sobre el tema de la conferencia, a menos que sea un hecho muy trascendental, como las explicaciones sobre cómo atienden una emergencia nacional.
Pero ni así. La presidenta lleva lo que lleva su administración sin querer hablar de lo que realmente sucede en Sinaloa, por ejemplo.
Su oficina de prensa mantiene en la nómina a sedicentes periodistas de cuasi medios independientes, su prensa aliada de los medios públicos y algunos medios privados, que le hacen preguntas a modo para tratar de distraer la atención de temas más importantes.
En casi dos meses de gobierno, el evento presidencial de cada mañana sigue sin aportar información, sigue sin ser un ejercicio real de transparencia y rendición de cuentas, pero seguro la presidenta las mantendrá porque cree que su electorado la sigue fielmente, como lo creía su atencesor.
PD.- La dirección de Radio Educación dice no tener dinero ni saber cuándo lo recibirá y menos sabe cuándo pagará lo que debe a un centenar de profesionales que prestamos nuestros servicios a la emisora. Encima de esto, para el próximo año la emisora sufrirá un recorte a su presupuesto de casi diez por ciento.
Esta es la visión del “humanismo mexicano” y de un gobierno que dedicó cinco de sus cien compromisos para tener una “República cultural y lectora”, los compromisos 26 al 40 de Claudia Sheinbaum Pardo.
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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo Hoy” que se transmite los martes a las 13:05 hrs., por Radio Educación.