Aún hay esperanzas, señores productores

Y vaya si puedo afirmarlo

 

Por Emilio Borbón Willis

 

Navojoa/VdM, 18 de septiembre

 

 

En mi período como empleado del sector hídrico, tanto en la Secretaría de Recursos Hidráulicos (SRH) como en Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), y últimamente en la Comisión Nacional del Agua (Conagua), me tocó lidiar con sequías y también con inundaciones del bajo río Mayo.

Las sequías fueron menos numerosas que las inundaciones, afortunadamente, ya que la demasía de agua en el río era también abundancia de cultivos y dispersión de recursos.

Dos ciclones quedaron en mi memoria por los siguientes motivos: el primero se presentó en los primeros días de octubre de 1976. En esa ocasión, un gran, amigo y compañero de trabajo en la SRH sería padre por primera vez, teniendo la necesidad de practicarle una cesárea a su esposa. Lo malo es que, por el mentado ciclón Lisa, que estaba en su apogeo, no había corriente eléctrica, ni falta hacía, ya que su esposa no permitía anestesia y la operación tendría que ser así, en vivo y sin anestesia.

¿Quién lo diría?, diez años después tendría yo la misma experiencia, el 21 de septiembre de 1986. Me encontraba al frente de casi 100 empleados de la ya nueva secretaría: la SARH, llenando costales de tierra con el fin de construir con ellos una pared que detuviera el agua del río Mayo y no inundara al pueblo de El Júpare, en el sitio conocido como La Primavera.

Estaba llegando el ciclón Paul, la presa estaba casi llena y teníamos que desfogar. Agua, sumada al efecto de las lluvias, sería de gran magnitud, teniendo catalogado por experiencia a ese sitio como muy peligroso, que podía romper el bordo del canal principal, que estábamos por esa razón reforzando y levantando.

Estábamos en plena actividad cuando me dice un compañero: “Ingeniero, lo están llamando por radio”. Aún los celulares no llegaban a esta región. Se trataba de que mi esposa tendría también, mediante cesárea, a nuestra hija y tenía que autorizar la operación. Era de tanta emergencia que lo hice por radio. Cómo lo voy a olvidar.

En esa ocasión sucedió una situación delicada y digna de recordar. Al quedar reforzado el bordo, el agua se recargó para el margen izquierdo, tratando de inundar Huatabampo, por lo que llegaron gentes del municipio y habitantes de la ciudad a querer romper el bordo y la pared construida con mucho esfuerzo. Ya para entonces teníamos el apoyo del Ejército Mexicano, quienes no lo permitieron. -“Hagan ustedes lo mismo”-, les dijeron. -“Que sea la naturaleza la que diga por dónde se va el agua”-, fue el argumento que dieron y que molestó a los militares, ya que para ellos era más importante Huatabampo que El Júpare.

En virtud de que ambos fenómenos se presentaron en un rango de tiempo que aún está por llegar, tenemos la esperanza de que se repita un meteoro similar, que venga a dar esperanzas de tantos jornales que no tendremos sin agua, tantas parcelas sin sembrarse, tantas rentas y recursos de la gente del sector social, tantas ventas menos en el comercio local, una ruina espantosa, más delincuencia, un SOS.

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