Un tema prioritario, especialmente para los jóvenes, como motor del futuro
Por Francisco J. Ruiz
Hermosillo/VdM, 21 de diciembre
La Cuarta Transformación (4T) representa un proceso de cambio y renovación que busca erradicar la corrupción, la desigualdad y la impunidad, pilares que han debilitado el desarrollo de la nación. En este contexto, la educación pública se erige como un tema prioritario, especialmente para los jóvenes, como motor del futuro y principales beneficiarios de estas reformas. Se está reconfigurando el sistema educativo mexicano, alineado con los principios del humanismo mexicano, que trata de recuperar valores éticos y la dignidad de las personas, con la educación como un medio para alcanzar una sociedad más justa.
En este marco, no sólo se concibe como un derecho fundamental, sino como una herramienta para empoderar a las nuevas generaciones, fomentar su desarrollo integral y crear una ciudadanía crítica y participativa. Los jóvenes son esenciales para este proceso, ya que su acceso a una educación de calidad les permitirá contribuir a la transformación social y cultural del país.
La 4T ha planteado diversas estrategias para garantizar el acceso a una educación pública en todos los niveles. La creación de universidades públicas y el fortalecimiento de la infraestructura educativa son pasos concretos en esta dirección. Esto no se limita a la construcción de edificios; implica también una revisión profunda de los modelos pedagógicos, la inclusión de contenidos que respondan a la realidad mexicana y al contexto global actual, así como el desarrollo de habilidades críticas en los estudiantes.
La interacción del sistema educativo con el tejido social es fundamental. La educación no puede ser vista como un ente aislado; debe estar vinculada a las comunidades y sus necesidades. Esto implica fomentar una educación que promueva la equidad, la inclusión y la diversidad, atendiendo a las particularidades de cada región y grupo social. Tal enfoque enriquecerá las perspectivas de los jóvenes y les otorgará herramientas para enfrentar los retos contemporáneos.
Un elemento crucial de la educación pública gratuita y de calidad radica en su potencial para disminuir la desigualdad social. En México, el acceso a la educación ha estado históricamente permeado por condiciones socioeconómicas desfavorables. La 4T busca garantizar que todos los jóvenes, independientemente de su contexto, tengan las mismas oportunidades de acceder a una educación que les brinde herramientas para desarrollarse plenamente. Esto no sólo beneficiará a los individuos, sino que también contribuirá a la cohesión social y a la estabilidad del país.
La educación es piedra angular y un imperativo para los jóvenes que buscan un futuro digno y justo, adoptando un enfoque humanista que incluya a toda la sociedad y fomente la participación de las nuevas generaciones, esencial para concretar la Revolución de las Conciencias. Los jóvenes, al ser los protagonistas de este cambio, deben comprometerse a aprovechar estas oportunidades y a construir un México más equitativo y humanista.